jueves, julio 28, 2005

UNIVERSALIZAR LO CHILENO


Universalizar lo chileno

La película Horcón de Rodrigo Gonçalves crea un ambiente en el que se dan vivamente los rasgos de carácter o manera de ser más genuinamente chilena, humana e inhumana a la vez.

La protagonista es una alemana de padre chileno que viene por vez primera para traer las cenizas de su padre y arrojarlas en la caleta y pueblo de Horcón.

Ella sirve de testigo del pasado y de lo que ocurre en el tiempo de su viaje. En cierto modo su presencia genera una siniestra resurrección de esa época pasada que es la que llevaba al golpe militar de 1973, y permite que sus víctimas tomen, casi treinta años después, las represalias que se incubaban desde que sufrieron las violencias personales.

Para ello, resulta central un personaje que es una figura extraordinaria como actor y como hombre complejo y secreto. Se trata de un enano de la localidad que el día del golpe asume su carácter de oficial de ejército severo y cruel, misteriosamente sádico, voyerista desde antes, y que, por fracaso o impotencia sexual o espíritu maníaco, había ya matado a cuchillazos una deseada prostituta de Horcón.

Tan buen actor y trágico mimo en las breves mutaciones de su rostro es este personaje, que resulta más notable aún que sus congéneres de las películas de Luis Buñuel, e incluso en la manera estudiada de encender un cigarrillo recuerda a Louis Jouvet.

La película es profunda y profundamente revela mucho de los trazos que comparten los tipos humanos chilenos.

En primer lugar el desgarro, lo desgarrado de la tierra y el mar chilenos y de los hombres y mujeres del país. La violencia que esconden tanto en el sopor como en el negro regocijo, muchas veces grotesco o absurdo, y luego, en arrebatos, los estallidos breves, sanguinarios y definitivos, de tal violencia en actos más que en palabras.

En todo ello predomina el inconsciente por sobre la conciencia y la memoria. El sadomaso-quismo, inesperado pero constante bajo la piel de aquellos que parecen impávidos y aun "pavos", que largamente observan y, apenas pueden, bestialmente desgarran a quienes aman-odian. Después de castigarse en su interior silencioso, castigan al otro o a la otra.

El disimulo vital que esto requiere en la monotonía del tiempo, durante años, corresponde a lo usual en Chile.

Una especie de "metafísica" primaria, que intenta darle trascendencia superior aunque vulgar a las crisis de la vida, sin distinguir las cotidianas de las graves e históricas.

¿Por qué el asesino o el vengador mató? …"se acriminó"

El sentido de la fiesta como premonición (o presupuesto) de la violencia, la tortura y la muerte.

En fin, hay varios rubros más del modo de ser chileno que se ven en esta notable película, la cual por su fuerza, los universaliza al destacarlos.

No es sólo obra de arte, es un documento explicativo de la mayor fractura histórica en la República de Chile: 1973. ‘’La violence qui se vent legitime’’.

Armando Uribe

1 Comments:

Blogger Unknown said...

En q.año.se.filmo realmente ..

9:06 p. m.  

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